بتصور بزاوية 220 درجة! و سعرها بيوصل لـ 160 ألف دولار
http://www.quesabesde.com/noticias/nikon-6-mm-fisheye-analisis_8767
Han pasado más de 40 años desde que fuera anunciado en una de las muchas ediciones de Photokina. Sin embargo, la puesta a la venta por nada menos que 100.000 libras esterlinas (unos 125.000 euros) de una unidad del descomunal Nikon 6 mm f2.8 lo ha vuelto a poner de actualidad. QUESABESDE.COM ha podido localizar una de estas cotizadas piezas y salir a dar un corto paseo con ella por Barcelona. Con una cobertura de 220 grados, 5 kilos de peso y un diseño espectacular, estamos sin duda ante uno de los objetivos más extremos (y caros) de la historia de la fotografía.
Hay muy pocos por el mundo y uno de ellos está en Barcelona. Concretamente en la conocida tienda ARPI, que atesora en sus vitrinas una unidad en perfecto estado del ahora famoso Nikon 6 mm f2.8, el ojo de pez más potente del mundo. Con un precio que no se atreven a determinarnos -aunque están abiertos a ofertas- los responsables de esta veterana casa de fotografía nos han brindado una oportunidad única: colocar este objetivo en una Nikon D800 y sentir durante un paseo de un par de horas el peso de miles de euros en nuestras manos.
Además de convertirnos durante un buen rato en el centro de atención de Les Rambles de Barcelona -que ya tiene mérito-, el resultado es una serie de vídeos y fotos que demuestran que trabajar con esta óptica no resulta demasiado fácil pero sí bastante divertido. Sobre todo si no hay que pasar antes por caja.
Los aficionados a las rarezas fotográficas posiblemente tengan este 6 mm f2.8 de Nikon entre sus piezas preferidas. No es para menos. Anunciado en 1970 y producido desde 1972 (con posteriores versiones AI y AI-S) es una de las ópticas más espectaculares fabricadas hasta la fecha por cobertura y aspecto. Tiene un peso de 5,2 kilogramos y una estructura de 12 elementos organizados en 9 grupos.
Diseñado bajo pedido para usos científicos e industriales, tan peculiares características hicieron que su producción fuera bastante limitada. Tanto, que una reciente unidad aparecida en una tienda británica ha sido tasada en más de 120.000 euros. Una cifra algo elevada, según comentan algunos expertos y si tomamos como referencia los precios de venta que se manejaban hace años, pero que en cualquier caso ayuda a fortalecer el mito.
Pero más allá de sus impresionantes números, lo más divertido llega a la hora de abrir la enorme caja de transporte que protege este objetivo, quitar la tapa frontal en forma de cono y montarlo en una D800. Con la ayuda de un trípode, claro, porque estamos hablando de un conjunto que supera que los 6 kilogramos y que, en fin, no está pensado para eso de la “street photography” que tanto se lleva ahora.
Al tratarse de una óptica AI el cuerpo de la cámara puede obtener información de la apertura de diafragma seleccionada mediante el anillo mecánico, por lo que podemos trabajar con prioridad a la abertura (además de con el modo manual). Para ello, eso sí, habrá que configurar en la cámara los datos en el apartado dedicado a los objetivos sin CPU.
Por cierto: parece ser que Nikon sigue acordándose de este extraño objetivo, porque a la hora de realizar estos ajustes la focal de 6 milímetros figura en la D800 como la primera opción a escoger de la escala.
Cargados con el trípode, la cámara y el objetivo, no tardamos en entender la primera broma que nos hicieron en ARPI al organizar esta prueba de campo: es importante venir con los zapatos limpios.
Y es que su impresionante cobertura hace que el propio fotógrafo salga muchas veces en las fotos. De hecho, el ángulo de visión de 220 grados (40 grados más que los ojos de pez convencionales) justifica esa otra frase que siempre se dice al hablar de este angular: es el único objetivo del mundo capaz de ver por detrás. Un sencillo cálculo nos confirma que, efectivamente, es capaz de incluir dentro del cuadro 20 grados por detrás de su horizontal.
Sorprendente pero problemático a la hora de la verdad. No sólo porque las piernas del fotógrafo o cualquier sombra acabarán colándose en la escena, sino porque el propio trípode o su cabezal pueden salir también retratados.
¿Solución improvisada? Echarle valor y brazos al asunto y disparar a pulso recurriendo al nivel electrónico de la cámara para intentar no perder demasiado la horizontalidad. Durante los primeros minutos la estampa resulta bastante cómica (obsérvese a los curiosos asomándose por los extremos de varias fotos, convencidos de que están fuera de plano), pero pasado ese tiempo el peso del conjunto y su curiosa ergonomía (cualquier descuido en la sujeción hace que nuestras manos también salgan en la foto) dejan de tener gracia.
Otro problema: el sol. A las 12 del mediodía y con esa cobertura de 220 grados resultaba casi imposible conseguir que no se colara en la escena, o en todo caso que no aparecieran molestos reflejos y un más que evidente halo púrpura rodeando el contorno circular de las imágenes.
Nikon 6 mm f2.8 Fisheye: prueba de campo
Un paseo por el centro de Barcelona con el Nikon 6 mm f2.8. Puedes reproducir el vídeo a pantalla completa y en alta definición haciendo clic en el rótulo “HD”.
Aunque no hay nada más absurdo que ponernos a evaluar a estas alturas el rendimiento de una óptica que por precio y prestaciones tiene (o tuvo) unos usos muy concretos, si alguien se anima a echar un vistazo de cerca a las imágenes o incluso jugar con los RAW hemos publicado casi una decena de muestras realizadas con la D800. Una curiosa combinación formada por una cámara de última generación dotada con uno de los mejores sensores del momento y una óptica tan veterana y singular como ésta.
Convertido con el paso del tiempo en una rareza y en una codiciada pieza para coleccionistas más que en una herramienta fotográfica convencional, cuesta imaginar un uso que justifique el elevadísimo precio de este 6 mm f2.8 en comparación con los actuales ojos de pez del catálogo de Nikon.
Quienes tengan curiosidad por ver de cerca cómo es una pieza así, no tienen más que acercarse a Barcelona y pasar por ARPI. Al menos hasta que alguien se anime a hacer una de esas ofertas que sus actuales propietarios no puedan rechazar (aunque seguramente no será fácil desprenderse de un tesoro como éste).
Pero más allá del hito óptico y de la repentina atención que ha recibido este ojo de pez, resulta todo un lujo poder decir que hemos estado haciendo fotos -bastante malas, la verdad- con una pieza de este calibre y valor. Más que nunca queda justificado aquello de que una buena cámara y un objetivo único no convierten a nadie en buen fotógrafo. Ni siquiera a base de decenas de miles de euros.